Depuración del aire – Eliminación de COV

Disolventes tradicionales como hidrocarburos alifáticos, acetato de etilo, éteres de glicol y acetona.

El cloruro de metileno (o diclorometano) se puede encontrar en adhesivos, procesos de desengrasado y pinturas en aerosol. En el cuerpo humano, el cloruro de metileno se metaboliza en forma de monóxido de carbono. En los Estados Unidos, el cloruro de metileno figura como exento del estado de COV, mientras que en Europa, la ECHA lo ha clasificado como una sustancia sumamente preocupante (SVHC, por sus siglas en inglés) y, por lo tanto, ha restringido su uso según la legislación europea. La sospecha de que es cancerígeno es la causante de la preocupación, y, actualmente, se estudia si el cloruro de metileno altera el sistema endocrino.

El tetracloroetileno es un compuesto orgánico volátil que se considera cancerígeno en animales. También se sospecha que causa muchos de los síntomas respiratorios relacionados con la exposición a los COV.

El tetracloroetileno se utiliza principalmente en la limpieza en seco. Si bien las tintorerías recuperan el tetracloroetileno durante el proceso de limpieza en seco para reutilizarlo, es inevitable que se libere algo al medio ambiente.

El metil tert-butil éter o, por sus siglas, MTBE fue prohibido en ciertos estados de los EE.UU. alrededor del 2004 para reducir una mayor contaminación de los acuíferos de agua potable (agua subterránea), principalmente por fugas de tanques de almacenamiento de gasolina subterráneos donde se usaba MTBE como elevador de octanaje y aditivo oxigenado, como sustituto del tetraetilo de plomo (aditivo antidetonante).

Muchos materiales de construcción, como pinturas, adhesivos, tableros de pared y tejas, emiten formaldehído lentamente, que irrita las mucosas, lo cual puede molestar e incomodar a las personas. Las emisiones de formaldehído de la madera están en el rango de 0,02 a 0,04 ppm. La humedad relativa dentro de un ambiente interior también puede afectar las emisiones de formaldehídos. Una elevada humedad relativa y las altas temperaturas permiten una mayor evaporación del formaldehído desde los materiales de madera. El humo de cigarrillo también contribuye de manera considerable en los niveles de formaldehído, particularmente en entornos domésticos, y el uso continuo como agente embalsamador introduce este químico corrosivo en hospitales, depósitos de cadáveres y funerarias.