Como gran empresa internacional, Jacobi debe tomar muy en serio su impacto sobre el planeta. Entre bastidores hemos trabajado en cumplir nuestros objetivos relacionados con la sostenibilidad durante años. Para que podamos disminuir los efectos de nuestras operaciones en el medio ambiente (al fin y al cabo, ¡tan solo tenemos un planeta y únicamente tenemos una oportunidad para mantenerlo a salvo!), hemos trabajado duro para desarrollar varias iniciativas y equipos que nos ayuden a trabajar de una forma más sostenible.
Para fabricar el carbón activo, algo se tiene que quemar. En nuestro caso usamos la cáscara de coco. Los cocos se cultivan para ser consumidos como alimento, lo que los convierte en una de las materias primas más sostenibles. Trabajamos con muchos agricultores a pequeña escala que viven en áreas remotas, y que pueden eludir fácilmente las regulaciones ambientales de su país, simplemente cavan un hoyo y queman las cáscaras de coco en el suelo. Vierten agua sobre las cáscaras para enfriarlas, se secan y las venden. Trabajando de esta manera, los gases generados durante la combustión pueden alcanzar la atmósfera. Son gases de efecto invernadero, por lo que no solo son perjudiciales para la salud humana (incluida la del agricultor), sino también para el medio ambiente.
Con esto en mente, nos propusimos encontrar una forma alternativa de crear carbón que evitara la liberación de dichos gases. Una vez que encontramos la mejor opción, también tuvimos que averiguar cómo podíamos hacerla accesible a los agricultores con los que trabajamos. Era un proyecto bastante ambicioso, pero sabíamos que debíamos actuar.
La solución que encontramos fue el horno ecológico EcoGreen. Como ya se ha mencionado, para producir carbón tenemos que quemar las cáscaras de coco. Cuando esto se realiza, se desprenden compuestos orgánicos volátiles de la cáscara, lo que supone la emisión de gases desagradables. Con el horno EcoGreen, las cáscaras se introducen y se queman junto con los gases, para así cerciorarnos de que no se emite ningún contaminante. Como el monóxido de carbono, un gas muy dañino, o también, los humos negros o marrones. Ello supone una gran diferencia con respecto a la combustión en un agujero en el suelo, donde todos los gases y humos se escapan a la atmósfera sin ningún control.
La tecnología y la idea en sí mismas no son nuevas ni revolucionarias. De hecho, es similar a lo que se usa en la combustión de residuos sólidos urbanos en las plantas donde son tratados. Lo que si es realmente único es nuestro deseo de ayudar a los pequeños agricultores con los que trabajamos y tratar de cambiar su forma de pensar con respecto al cuidado del medio ambiente, lo cual es muy importante para Jacobi.
Actualmente, tenemos uno en la India y, hasta ahora, los proveedores y las plantas de producción están muy contentos con los resultados. Vamos a enviar otra a Sri Lanka, y a corto plazo proporcionaremos más unidades a la India. Estamos ideando conectarlo a un generador o turbina para producir electricidad con el vapor generado. Con suerte, podremos usarlos para proporcionar energía eléctrica a muchas ciudades que quizás solo han tenido un acceso intermitente a la electricidad, o incluso ninguno.
Es una inversión para Jacobi, pero sabemos que tenemos que hacerlo. Hay muchos agentes menores en los países en los que trabajamos sin el dinero o la capacidad de realizar este tipo de cambios. Jacobi se involucró ya que tenemos la capacidad económica y los recursos para hacerlo. No solo tenemos los medios, sino que también tenemos la fuerza y el deseo de un medio ambiente mejor. Simplemente es nuestra obligación.
En otros lugares y a mayor escala, las cáscaras de coco se queman en grandes hornos para crear carbón. En estos procesos también se genera mucho calor y estamos seguros de que nada de él se desperdiciará. Se captura el calor desprendido en los hornos y se usa para secar las cáscaras o para generar vapor que se utilizará después en la línea de producción. Antes lo que se usaba era la quema de diésel o gas para secar las cáscaras. Esto puede perjudicar a la salud humana y se sabe que también contribuye al cambio climático, por lo que reutilizar el calor residual es un gran avance.
Cuando se queman las cáscaras de coco, se produce tanto calor, que incluso una vez que se ha usado para nuestra producción, sigue habiendo un exceso. No es necesario ni hay excusas para desperdiciar este exceso de calor, por lo que lo usamos para generar energía que se puede enviar a unas turbinas para proporcionar electricidad a las comunidades locales. Lo que les permitirá tener acceso a una energía limpia que posiblemente no hayan tenido nunca antes. Estas comunidades normalmente solo habrían podido quemar combustibles fósiles para generar energía, por lo que, esto ayuda a disminuir el calentamiento global.
La preocupación y las acciones medioambientales son frecuentes hoy en día, pero algunos países carecen de los recursos necesarios para abordar dichos problemas. Como compañía internacional con la capacidad económica suficiente para ayudar, somos conscientes de que debemos actuar hasta donde podamos. Todo lo que aprendemos o desarrollamos en una planta, con el tiempo lo replicamos en todas las demás. Nuestra intención es implementar estos proyectos en todos los lugares en los que operamos y proporcionar el horno EcoGreen a todos los agricultores que lo necesiten. En el futuro, queremos hacer todo lo posible para minimizar las emisiones nocivas y garantizar que no se desperdicie calor o energía durante nuestros procesos de producción.