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Durante mucho tiempo en el mundo occidental, nuestra única interacción con el coco fue en dulces. Hoy en día, el coco cada vez tiene más protagonismo y cada vez más aparecen productos a base de coco en nuestros estantes.

¿Sabías que el coco también se usa para fabricar nuestros productos de carbón activo? ¡Algunos de los cuales incluso los puede estar usando!

Este artículo explica cómo Jacobi recoge al humilde coco y lo convierte en carbón activo, además resolveremos algunas preguntas frecuentes relacionadas con este proceso poco conocido. Primero, ¿qué hace exactamente el carbón activo a base de coco?

¿Quién usa carbón activo elaborado a partir de coco y para qué?
El carbón activo elaborado a partir de coco no se utiliza normalmente en operaciones industriales a gran escala, simplemente porque no es adecuado para este uso. El único proceso a gran escala en el que se utiliza es en la recuperación de oro. Sus principales mercados son los equipos respiratorios, los filtros de aire de cabina para automóviles y los filtros de aire o agua domésticos. La preocupación por una buena calidad del aire y el agua en los hogares va en aumento y, por lo tanto, estos mercados están en continuo crecimiento.

¿Cómo creamos carbón activo a partir del coco?
El carbón activo se hace con la cáscara del coco, todas las demás partes se utilizan en otras industrias diferentes. El coco se cae del árbol, se despoja de todos sus otros componentes y la cáscara queda como sobrante. Después, se vende a través de operaciones comerciales de carbón vegetal o se devuelve a los agricultores para que lo utilicen en cooperativas. Si esto sucede, con relativa frecuencia los agricultores queman la cáscara en tambores de acero y usan el carbón para cocinar. Si se vende a operaciones comerciales de carbón vegetal, se quema a mayor escala y durante más tiempo.

Al igual que con todos nuestros procesos, estamos trabajando para que éste sea lo más respetuoso posible con el medio ambiente. Actualmente contamos con varios hornos EcoGreen y estamos buscando implementarlos con tantos proveedores como podamos. Estos hornos especialmente diseñados, garantizan que no se desperdicie calor y que se quemen gases desagradables como el peligroso monóxido de carbono, y por lo tanto, que no se liberen al medio ambiente.

Una vez que se ha quemado, la cáscara se ve casi exactamente igual que antes, solo tiene un color un poco más claro. Después se tritura para que tenga el tamaño adecuado en cualquier aplicación en la que se utilice. Tras triturarlo, se tamiza y, por último, se lava. Esto no es necesario para todos los usos; sin embargo, algunos clientes pueden requerir carbón de alta pureza, por lo que lo lavamos con agua o ácido para así eliminar los compuestos solubles. Alternativamente, es posible que deba lavarse con ciertos productos químicos, por ejemplo, si el carbón se va a usar para tratar aguas residuales. Se pueden hacer más mejoras para personalizar el carbón según los requisitos de nuestros clientes. El carbón ahora es microporoso, lo que significa que está cubierto de poros minúsculos que no se pueden ver ni con un microscopio e incluso podemos alterar su tamaño si el cliente lo necesita.

Por lo general, todo este proceso dura tres meses. Lo que significa que tras este periodo de tiempo el producto ha dejado de ser cáscara de coco para convertirse en carbón activo listo para ser vendido.

¿Qué pasa con el resto del coco?
La cáscara que usamos para crear carbón es en realidad un producto residual de la cosecha de cocos. Cuando un coco cae del árbol, su tamaño es aproximadamente el de dos balones de fútbol y tiene varias partes. La mayoría es fibra de coco, que se extrae de la cáscara exterior del coco y tiene otros usos, principalmente para hacer alfombras, felpudos y cepillos. El interior se retira para ser procesado en molinos de coco desecado. Aquí se retiran el aceite, el agua y la pulpa , con los que se elaboran los productos alimenticios. Lo que queda es la cáscara de la cáscara, que es lo que usamos para crear el carbón. Cada parte del coco tiene un fin.

¿Quién planta los cocos?
Los cocos crecen en palmeras distribuidas por todo el mundo, pero las fértiles solo se encuentran en un cinturón específico, principalmente en los trópicos. Los cocos que utilizamos se cultivan en Filipinas, Sri Lanka e India, pero también crecen en Vietnam, Tailandia y algunos países de África Occidental. En estos países, los cocos son a menudo un cultivo comercial básico muy importante. Los agricultores de estos países cultivan los cocos. Fieles a nuestro compromiso de reducir los efectos negativos sobre el medio ambiente de nuestros procesos, antes de comenzar a trabajar con cada uno de nuestros proveedores, examinamos si llevan a cabo buenas prácticas ambientales.

¿Cuántos cocos usamos cada año?
¡Una estimación aproximada es de alrededor de unos 2800 millones por año!

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de usar cocos?
El carbón de coco es microporoso, lo que significa que posee millones de poros minúsculos por toda su superficie, aquí es donde se adsorben las impurezas. Esta porosidad puede suponer una desventaja, ya que no funciona bien con moléculas grandes. En aquellos usos en los que este tipo de moléculas estén presentes, el carbón utilizado tendrá que proceder de otra materia prima.

A pesar de ello, usar coco tiene más ventajas que desventajas. Su microporosidad se presta bien a aplicaciones con gases. La cáscara de coco también es muy resistente y duradera, lo que significa que es menos probable que se degrade durante los muchos procesos térmicos que atraviesa hasta convertirse en carbón activo y, por lo tanto, reduce considerablemente los residuos.

Las palmeras absorben mucho CO2 de la atmósfera para generar el coco. Esto no solo reduce la cantidad que inhalamos de dicho gas, sino que también se traduce en que el contenido de carbono fijo es relativamente alto. Esto significa que se finalizará el proceso con la producción de una gran cantidad de carbón activo y muy pocos residuos o subproductos.

¿Durante cuánto tiempo se han utilizado los cocos para producir carbón?
¡Durante mucho tiempo! En Jacobi llevamos usando cocos durante unos 25 años, sin embargo, no es una idea nueva. En realidad, el carbón de coco ya se utilizó en las máscaras de gas durante la Primera Guerra Mundial.

¿Es bueno para el medio ambiente producir carbón a partir de cocos?
Se ha demostrado que la producción de carbón de coco tiene lo que llamamos un impacto negativo de CO2. Esto significa que, incluso después de los diversos procesos térmicos a los que es sometido el coco, hay una reducción neta del CO2 en la atmósfera. Esto se demuestra en dos estudios. Además, como ya se mencionó anteriormente, el cultivo y la cosecha de cocos genera pocos o ningún residuo. Es una excelente materia prima a escoger si inviertes en cuidar el medio ambiente, como hacemos en Jacobi.

¿Quiere saber más sobre nuestros productos de carbón activo? Utilice este formulario para ponerse en contacto con nuestros expertos en carbón activo. Si desea obtener más información sobre nuestros programas e iniciativas de sostenibilidad, visite nuestro centro de sostenibilidad aquí.

¿Sabía que…? Algunas curiosidades sobre el coco

  • Los cocos existen desde hace más tiempo que los humanos.
  • El agua de coco se usó como sustituto del plasma sanguíneo en las transfusiones durante la Segunda Guerra Mundial.
  • Las palmeras pueden ser rentables alrededor de unos 50 años.
  • El cangrejo de los cocoteros es el crustáceo terrestre más grande, se sube a la palmera, lanza el coco al suelo para romperlo, lo abre con sus potentes pinzas y se come su interior.
  • En 1943 John F. Kennedy salvó su vida gracias a un coco mientras era teniente en la marina de los Estados Unidos. JFK y su tripulación terminaron varados en una isla desierta, sobrevivieron gracias única y exclusivamente a los cocos. Después de grabar un mensaje en una cáscara de coco y pasárselo a dos hombres locales en un bote, la tripulación finalmente fue rescatada. Tenía dicho coco en su escritorio de la Casa Blanca mientras fue presidente.
  • El coco es un tipo de fruta, drupa, y no un fruto seco, a pesar de que en inglés se llama «coconut». De hecho originalmente sólo se llamaba coco y los angloparlantes le añadieron el sufijo «-nut», que significa nuez o fruto seco.
  • Los cocos maduros miden alrededor de 12-18 pulgadas (30-45 cm) de alto, 6-8 pulgadas (15-20 cm) de ancho y pesan, en promedio, 3,1 libras (1,5 kg).
  • Los cocos crecen en palmeras (a menudo llamadas «árbol de la vida»), generalmente en áreas tropicales costeras de países como Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.
  • Las palmeras y los cocos prosperan en áreas con suelos arenosos, abundante luz solar, lluvias regulares y humedad elevada.
  • Los cocos son increíblemente versátiles con cientos de usos. Se utilizan para producir alimentos y bebidas, como ingrediente en productos de belleza/salud, para crear elementos decorativos, para fabricar utensilios domésticos como escobas o manteles y, por supuesto, ¡para crear carbón activo!

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